DIANE DRUBAY
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ENTREVISTA | 01/08/2025“El futuro existe y seguirá existiendo, hagamos lo que hagamos o dejemos de hacer. Solo espero que el arte sea visto como un faro que ilumina nuevas formas de expresión y nuevas relaciones entre humanos y más-que-humanos”, afirma Diane Drubay. En sus palabras hay una idea clara: el arte puede ser una guía en tiempos inciertos y una forma de imaginar el futuro.
Desde hace más de quince años, Diane ha tejido una trayectoria singular, cruzando fronteras entre disciplinas, territorios y lenguajes. Como artista visual, curadora y estratega cultural, ha dedicado su práctica a abrir espacios donde el arte, la tecnología y la conciencia ecológica se encuentren para transformar nuestras formas de ver, sentir y vivir en el presente. Fundadora de We Are Museums, un laboratorio vivo para la innovación en instituciones culturales, Diane ha impulsado proyectos que reconfiguran el rol de los museos, apostando por la colaboración, el pensamiento sistémico y la imaginación radical.
Su visión ha dejado huella en múltiples latitudes: desde hackatones para reinventar museos, hasta colaboraciones con instituciones como el Musée d’Orsay, HEK Basel o Haus der Kunst München; desde su participación activa en el ecosistema Tezos, hasta la creación de alterHEN, una galería liderada por artistas que explora nuevas economías culturales desde el arte digital y los NFTs.
Pero más allá de sus hitos profesionales, lo que atraviesa toda su obra es una sensibilidad profunda hacia lo vivo. En su investigación y proyectos se percibe una invitación constante a reconectar con la naturaleza, a repensar nuestras relaciones con lo más-que-humano, y a imaginar futuros donde el arte no solo sea un componente mimético, sino también una imaginación sobre otras formas y otros lugares.
En esta conversación, Diane comparte su recorrido, las preguntas que la inspiran y su manera de entrelazar el arte con nuevas formas de imaginar, colaborar y pensar sobre aquello que nos rodea.
Fotografía por Evelyn Bencicova
El marco teórico que desarrollas en tu trabajo se vincula directamente con las artes digitales. En ese sentido, ¿qué piensas sobre la Inteligencia Artificial? Considerando sus potenciales usos, peligros y el lugar que ocupa en la temporalidad actual del mundo, tanto en la producción artística como en otros contextos.
Esta pregunta vuelve a mí una y otra vez. Algunos días, veo la IA como una parte natural de la evolución humana. La IA existe porque los humanos la crearon, y los humanos pertenecen a la Tierra, así que la IA también pertenece a la Tierra. Creo que la tecnología se integra en nuestro desarrollo ecológico como una parte natural de nuestro proceso evolutivo.
Sin embargo, la tecnología de IA plantea múltiples cuestiones complejas relacionadas con el medioambiente, las operaciones militares, la política y la gestión laboral. Su impacto no es neutral. La IA funciona como otras herramientas: si se maneja correctamente y con un propósito claro, puede producir resultados beneficiosos. Los artistas pueden utilizar la IA tanto como herramienta creativa como objeto de crítica hacia el sistema que la generó. Muchas veces me he maravillado ante obras creadas con IA y de cómo expande la creatividad y el proceso del artista, pero el peso que conlleva esta tecnología siempre vuelve para contrarrestar esa admiración.
Creo que debemos evitar reducir todo al término único de “IA”. Los modelos de aprendizaje automático difieren de los algoritmos generativos por sus métodos operativos y los efectos que producen. Me interesan especialmente los artistas que aplican la IA de forma local y consciente, cuando usan servidores solares o modelos livianos. Esas decisiones importan.
Llevé a cabo una entrevista sobre sostenibilidad e IA para Right Click Save, que ofrece excelentes recursos y nuevas perspectivas sobre el tema: https://www.rightclicksave.com/article/is-ai-art-sustainable
Hito Steyerl introduce el concepto de “mean images” (Mean Images, New Left Review, 2023), advirtiendo sobre la producción algorítmica de imágenes como expresiones documentales de cómo la sociedad se percibe a sí misma, creadas mediante la captura y secuestro caótico de datos a gran escala. En este sentido, ¿cómo puede politizarse y proyectarse estratégicamente la Inteligencia Artificial desde el arte, particularmente desde nuestra posición identitaria?
El concepto de “mean images” desarrollado por Hito Steyerl demuestra que las imágenes generadas por IA no son neutrales y pueden usarse para manipular y contaminar nuestro futuro con sesgos ocultos, o incluso peores consecuencias.
Sin embargo, como toda herramienta, esta máquina también puede usarse para el bien. Alejándonos de las “mean images”, es posible producir imágenes y relatos positivos con la intención de acelerar cambios de paradigma. También es posible desarrollar nuevos conceptos visuales basados en el cuidado, la solidaridad y la negativa.
Por ejemplo, Alexandra Daisy Ginsberg utiliza sus proyectos “Pollinator Garden” y “The Substitute” (su rinoceronte blanco del norte resucitado digitalmente) para demostrar su poderoso trabajo artístico. La artista emplea IA para desafiar los sistemas antropocéntricos que han puesto en peligro la vida, en lugar de simplemente crear simulaciones de vida artificial. Con este enfoque, la IA funciona como una plataforma para presentar el duelo junto al cuidado y la responsabilidad multiespecies.
La reciente exposición de Josèfa Ntjam en la LAS Art Foundation en Venecia presenta un reino de fantasía donde seres generados por IA combinan características marinas y cósmicas. El imaginario oceánico produce estas criaturas, que establecen un espacio no humano de parentesco a través de la fusión de la historia de la colonización con la memoria y el mito en formas de vida especulativas. A través de su obra, Ntjam demuestra que el entrenamiento de la IA puede incorporar sabiduría ancestral junto con herencias culturales y sistemas ambientales por venir.
El uso artístico de la IA nos permite comprender que los algoritmos contienen valores implícitos que pueden ser reformulados.
¿Qué piensas sobre el futuro? ¿Cuál es la relación entre tecnología, crisis y las implicancias del arte en esta dinámica?
El futuro existe y continuará existiendo hagamos lo que hagamos o dejemos de hacer. Solo espero que el arte sea visto como un faro para nuevas formas de expresión y nuevas relaciones entre humanos y más-que-humanos.
Tu trabajo ha demostrado una relación cercana con la fantasía, la ciencia ficción, el futurismo y el world-building, entre otros temas. A menudo parece orientado hacia la naturaleza o hacia una especie de arqueología utópica. ¿Piensas conscientemente en estos elementos conceptuales al desarrollar tu investigación?
Como artista, busco generar una sensación de asombro mientras represento un paisaje inquietante o una visión de un futuro posible. Aunque mi obra nunca incluye figuras humanas, su tema siempre es el resultado de la actividad humana sobre un paisaje que ya es postnatural. Los tonos y los sujetos de mis composiciones pueden parecer utópicos, pero el tema en realidad no lo es. Tampoco es distópico. Simplemente resalta lo que es o lo que está por convertirse, como un científico que pone los datos sobre la mesa. Me considero una historiadora de un futuro por venir, documentando lo que será a través de fotografías y videos.
Fotografía Martin Kraft en Frankfurt Book Fair 2018
A nivel global, puede parecer contradictorio pensar hoy en el utopismo, como sugieren Deborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro (El fin del mundo, 2017). En su lectura de la crisis global, el tiempo parece haberse descompuesto cualitativamente en una anacronía; parece que el presente no tiene escapatoria más que a través de una especie de estancamiento temporal. Sin embargo, según Ernst Bloch (El principio esperanza, 2007), el mecanismo que establece en relación a la función utópica de la esperanza puede servir como praxis para catalizar la experiencia del presente e imaginar activamente el futuro. Basándote en esa premisa, ¿cómo trabajas con el concepto de utopía y qué opinas al respecto? ¿Puede el utopismo contrarrestar la experiencia de la crisis global?
El tiempo del utopismo o distopismo ya pasó; hay demasiados extremos en la vida cotidiana como para pensar en términos tan binarios. Yo me inclinaría más hacia una simbiotopía, donde el apoyo mutuo y la interdependencia se entienden como una forma de vida y una dirección para el futuro. El parentesco y el cuidado podrían, en mi opinión, contrarrestar la crisis global. Así como aceptar que las cosas buenas toman tiempo y que la lentitud también es una forma de movimiento.
En ese sentido, ¿cómo es tu proceso de investigación y curaduría, desde la conceptualización inicial hasta la proyección final?
Depende. A veces es un momento de pausa el que me hace ver las cosas de forma diferente. Como mi serie sobre las nubes, que surgió de observarlas durante mis viajes en tren, luego querer saber más y finalmente descubrir la situación en la que se encuentran las nubes cúmulo debido al calentamiento global. Luego viene un largo periodo de investigación, lectura y entrevistas, donde intento desenredar estos sistemas complejos que a menudo ocultan ideas bastante simples y potentes.
Otras veces, descubro una obra o un artista que inspira toda una nueva serie de preguntas. En ese caso, no busco la ayuda de científicos para obtener respuestas, sino que prefiero reunir distintas perspectivas sobre una misma pregunta para crear una exposición.
En general, la investigación interdisciplinaria que combina ecología, filosofía, descubrimientos científicos y la lectura de ensayos o novelas de ciencia ficción suele dar lugar a nuevas preguntas y deseos. En definitiva, ya sea en mi arte o en mi curaduría, lo importante es invitar al visitante a sentir, imaginar, ver y actuar de manera diferente.
¿Cuál es la parte más difícil del proceso?
La parte más difícil es detenerse durante la fase de investigación. Podría pasar toda mi vida leyendo y aprendiendo.
Retrato por Patrick Tresset
Para terminar, quisiera preguntarte por tus inspiraciones y referencias: ¿Quiénes o qué son tus principales fuentes de inspiración? ¿Qué álbumes o músicas consideras relevantes e influyentes? ¿Qué artistas te inspiran?
Sigur Rós es mi música de referencia cuando necesito estar en modo creativo. Sus paisajes sonoros me dan el espacio y ritmo suficiente para divagar y luego aterrizar donde necesito, un espacio entre la fragilidad y la fuerza, como la luz del sol filtrándose entre las ramas de los árboles. También me gusta que puedes escuchar su música durante horas, sin orden, sin principio ni final. Es el acompañante perfecto para un largo viaje: no impone emociones ni ideas, te sostiene para que puedas desplegar tus alas. Eso mismo es lo que valoro en algunas obras de arte: que ofrecen e invitan, sin imponer ni dirigir. Depende de ti sentir, pensar y sacar tus propias conclusiones, o no. También es la mejor forma de compartir conciencia ecológica: sin presión, solo siendo.
En cuanto a libros, las historias de Robert Silverberg y J.G. Ballard me inspiraron mucho, ya que exploran la interioridad y la transformación en mundos que colapsan por estrés ecológico y psicológico. A través de sus obras especulativas, presentan visiones reflexivas que retratan el presente mediante futuros oníricos y perturbadores. Recientemente, literalmente adoré Bodies of Water de Astrida Neimanis y acabo de terminar Medium Hot de Hito Steyerl.